jueves, 19 de junio de 2014

REPETIR PLATO...por Blur.

Hace un par de fines de semana nos sucedió algo que merece la pena dejar reflejado en este blog.
   
     Hasta ahora, nuestras aventuras nocturnas siempre se han caracterizado por poseer dos vertientes. Tenemos la vertiente club, donde acudimos directos e intimamos con nosotros mismos, aderezados de algunos cuerpos más junto a los nuestros, con nosotros, sobre nosotros, encima de nosotros, debajo de nosotros... y la versión cazadores nocturnos donde básicamente nos dejamos llevar por la noche, las copas llevan a la deshinibición, ésta a la calentura y si tenemos suerte nos llevamos algún bocado a casa.

     Pues bien, la verdad es que en esta segunda situación nunca se nos había dado el caso de repetir invitado, pero, cosas de la vida sucedió.

     Seguramente no era el mejor amante que ha pasado por nuestro sofá y cama, pero seguramente podemos decir que es un tío sensacional por varios motivos. El primero es, que hemos aprendido a llevar la situación de manera supernatural con él, encontrarlo en un pub, saludarlo, reírnos y comenzar el tonteo, él sabe lo que queremos, nosotros sabemos que lo sabe... y así es mucho más fácil porque puedes ahorrarte muuuuuchas explicaciones. Se puede jugar muchísimo en un pub, pasar al baño juntos los tres, dejar a Alice que pase con él y poder chupar los dedos de nuestro amigo para comprobar que efectivamente ella esta mojada. Besarla "publicamente" ambos... ese morbo que hace que las horas sean segundos efectivamente nos pone mucho. Reitero que personalmente dejar a Alice solita de vez en cuando en los baños públicos con otro chico me pone muy zorro... ya lo pude comprobar cuando se llevó a aquel Italiano y le hizo una mamada hasta el final, y también en nuestros inicios, cuando directamente se folló a un desconocido mientras yo esperaba fuera... (grandes tardes vida mía...).

     Después de calentarnos más y más en el bar, resulta muy sencillo decirle...¿te vienes?. Porque sabes que va a venirse y porque sabes que el viaje en taxi va a ser muy cachondo. Retrovisores, conversaciones a tres donde nadie sabe quien es el marido de quien...

    Y al llegar a casa todo fluye más rápido. Tienes tiempo de tomar la última copa, tienes tiempo de jugar, de conocerse un poco mejor, de que las cosas sigan sucediendo despacio... y de descubrir una megapolla instalada en tu sofá. Y resulta que a veces no funciona bien, pero produce tanto morbo el saber que lo estás haciendo, que lo traería a casa una y mil veces.

     Esta vez le pedí a Alice que se quedara en ropa interior, ellos en el sofá y yo en una silla, se iban besando, jugando, metiéndose mano... poco a poco la situación se iba clarificando, los besos cada vez profundizaban más y los dedos entraban por todos los agujeros, practicamente no se diferenciaba el culito o el sexo de mi esposa, daba igual, todo estaba exactamente igual de mojado. Para nuestra sorpresa, el de nuestro invitado también, y para mi excitación también el mío. Los dejé jugando, contemplando como se amaban, disfrutando de cada foto, de cada caricia y de cada roce. De cada postura, de cada gemido, de como se estremecían mientras se lamían, de como chillaba mi niña mientras le comían su coñito. Mi chica es maravillosa, se deja hacer de todo y me mira de reojo haciéndome ver todo lo que disfruta. Hemos llegado a un punto en que estamos conectados, ya no estamos nerviosos, sino que sabemos lo que quiere el otro en cada momento sin necesidad de pedírnoslo. Me gustaría que muchos que leéis esto tuvierais la oportunidad de tener a Alice una noche... realmente os daríais cuenta de lo extremadamente dulce, sensual y sexual que puede ser.

     Alrededor de una hora después, y de follarnos por todos los agujeros (Alice a D. y yo a Alice), pasamos a la habita. Allí continuamos muy tranquilos hasta que yo terminé en el culo de mi chica, exhaustos pero felices.

     Por último aconteció otra nueva situación. Presa del cansancio me fui  a dormir, y allí se quedaron ellos charlando en el salón. Entre voces y entre mis sueños se hizo un silencio que se fusionó con el mío en la cama... yo sabía que ellos estaban liándose muy a gusto en el salón y eso me la puso muy dura. Alice decidió semi-parar, ya que si yo no estaba delante no quería continuar, aunque tengo que confesar que yo escuchaba todo y que no me hubiera importado que hubieran seguido adelante, no hubiera tardado mucho en levantarme.

    Al despedirse, ella vino directo a la cama, y me dijo... ¿sabes que ha pasado?... me contó con todo detalle las cositas que habían hecho mientras dormía... y tuvimos que follar dos veces más...

     Alice... no sé como puedes ponerme